domingo, 3 de agosto de 2008

Crónicas de Olsztyn: Goodbye Lenin!!

Es viernes, ¡¡al fin viernes!!, y ha sido el mejor día en el trabajo con diferencia en meses; nada nuevo que contar, sólo que tanto esfuerzo en Canadá comienza a dar resultado. El españolito se ha retirado a su “home” (que si, que ya la fotografiará y la enseñará) a descansar y preparar las cosas de mañana, ¡¡va a dormir el sábado fuera de casa!! Solucionado el tema de la ropa, preparada su cámara y con avituallamiento resuelto se sienta en su sillón para ver una peli. Dado que ha sido un buen día, ¡¡hay que regarlo con vinito blanco!! La cuestión es que a veces se le va la mano, y copita tras copita decide que sería mejor irse a dormir, jajajaja. Con el contentillo propio del día, el sujeto se acuesta y por cosas de la vida tiene un sueño con una chica, ni se lo imaginan…¡¡Gloria Fuertes!!, y mantienen la siguiente conversación:

Españolito (E): ¿qué haces aquí Gloria?
Gloria Fuertes (F) (es importante poner la misma voz): Aquí andaba jugando en la luna
E: ¿qué luna?
F: la luna blanca y amarilla,
la luna que ilumina de noche y de día,
la luna de verano, de otoño y de invierno,
la luna que te dio la vida,
E: Bueno, vale!
F: la luna que camina cada día
E: qué vale!!!, qué lo dejes!!!
F: la luna de amores y desamores
E: la ostia!!, qué te calles!!
F: luna lunera de canciones
E: Pero…¿tú no estás en la luna? ¡¡Qué se me ha olvidado apagar la luz y eres la mosca cojonera que no me deja dormir!!
F: pzzzzzzzz..ez pozible
E: a parla!!!
F: a la luna!!
E: click

Es sábado por la mañana, el españolito ha quedado con Mirscha para que le recoja en su super coche (con 20 años y que va con propano líquido) para dirigirse a Gandsk. Después de tres horas de coche por esas maravillosas carreteras, la primera parada es la casa del hijo pequeño (28 años, pero los peques siempre serán los pesques) para dejarle una mesa…bueno más que dejarla al final este coyote acaba montándola. Una casa de estudiantes a las afuera de Gandsk. Al sujeto le invitan a un té, pero calcula que ningún vaso debe estar limpio pq tiene todos en el suelo de su cuarto. ¿Quién dijo que el coyote es desordenado? Ja, mejor que no sacará ninguna foto de este sitio para evitar chillidos.

La siguiente parada es la casa dónde se van a quedar y cuyo pueblo se llama Oliwa, a 10 Km de la city. Por fin va a poder entrar en esas casonas que contrarrestan la frialdad de los bloques. Muchas cosas está recordando de su infancia en territorio polaco…pero esta casa es especial; es la casa de la familia de Mischa donde vivieron sus abuelos con sus hijos, sus hermanos y los hijos de éstos. Es ese tipo de casa con olores de humedad, con el frío que te recibe en cada rincón, con las arañas de polvo colgando por las paredes, con esa cocina de leña, esos cacharros, esos grifos y esas pilas enormes, esos ventanales por donde susurra el viento; esas habitaciones sin orden ni desorden, donde puedes encontrar un sofá y un cama pegada, donde un piano de cola sirve de estantería, donde los armarios no cierran y son todos de madera, ¡¡de la de verdad!!, con esas cortinas tipo terciopelo; con esas camas que son una simple madera y, en medio, una gran mesa de madera con sillas que deberían jubilarse; allí es donde dormirá, ¡¡es su cuarto por una noche!! ¡¡Y el cuarto de baño!! Más moderno, pero alucinante, donde la bañera de 2 mts de largo sirve también de lavabo. Pues bien esa casa, con esas cosas, con ese olor se parece a la casa a la que iban de pequeños al monte para que su padre diese con algún conejo o perdiz.

Allí dejan sus cosas y se dirigen a la capi para ver “The Down Town” (la zona vieja). Para ello coge un tren eléctrico, nada moderno, pero no muy viejo. La velocidad no es de crucero y permite ver con tranquilidad todo lo que les rodea. Allí, sentado delante de una chica con los ojos más bonitos que jamás haya visto en su vida llegan al centro de la ciudad (sólo para hombres, jajajaja: como en todos los sitios hay mujeres guapas y menos guapas, porque por premisa todas son guapas, y ¡¡no pregunten más!!; pero una cosa es cierta, en ningún lugar del mundo hay por metro cuadrado ojos tan preciosos; son tan bellos que aceptar el reto de una mirada puede ser una de las experiencias más alucinantes que te pueden pasar en este país). Gandsk es una ciudad completamente reconstruida después de la II Guerra Mundial, si bien, se hizo conforme a los planos, dibujos y fotos de las antiguas casas. La ignorancia es muy mala y el españolito pensaba que fueron los Nazis, ¡¡pues no!! La quemaron los soviéticos cuando la liberaron, la destruyeron por completo pq esta ciudad fue mucho tiempo alemana. Fue donde empezó la II Guerra Mundial, la invasión de Polonia por Hitler; pero lo que el españolito no sabía es que ese mismo día de septiembre las tropas rusas comenzaban su expansión por el sur de Polonia. Así que este país se vio invadido por dos frentes a la misma hora. Curiosamente en los libros sólo toma relevancia en primer hecho. Lo que es cierto, es que el terror no se ha ido de muchos edificios y con esa visión que le dan sus ojos el españolito pasea con Mirscha mezclando imágenes en su cámara. Éste ha decidido que paren a comer algo, ¿dónde le llevará este hombre de medio pulmón? Pues a un centro de acogida donde la gente de la calle puede comer gratis. ¿Se preguntarán por qué? Primero, todo un doctor en veterinaria con 20 años de experiencia gana 400 euros al mes, no puede permitirse el gasto de un bar para turistas; y segundo, ellos pagarán y con ese dinero la asociación podrá seguir dando de comer a la gente que no tiene. Un plato con papas y habichuelas cocidas acompañado de una bola de cerdo tipo hamburguesa aunque tan alto como un puño; sin bebidas. No importa si estaba mejor o peor, no importa si compartimos mesa con gente de la que saldrías corriendo en una noche cerrada, que más de uno tuviese cara de loco; allí había familias con niños, estudiantes, profesionales y vagamundos, todos juntos, en una sala para 40 personas, cada uno por una razón.

Sigue con su paseo y Mischa le va contando todas la historia de la ciudad, de los canales que utilizaron los barcos y los piratas, del elevador que era capaz de alzar barcos solo con el movimiento de una rueda que era movida por los pies de 10 hombres, de la catedral que se quemó el año pasado, de la calle de los artistas, de la avenida principal con la puerta de oro por donde pasan los reyes y los hombres de honor….de mil cosas. Después de cuatro horas deciden que es hora de volver a casa, han quedado para cenar con los amigos de la infancia de Mirscha y se hace tarde.

Son las ocho de la noche y llegan al piso de Oleg donde esperaran a su amiga Ewa. Una reunión de altas edades, de números superiores a 60. Allí se encuentra el españolito nuevamente en una cena polaca con gente que no habla más que polaco. Antes de la cena y para celebrar el re-encuentro y la visita de tal ilustre dibujo animado abren una botella de Vodka lituano, sólo 40 grados. Como no se debe hacer nunca un feo, él se lo bebe a sabiendas de que esa noche tendrá que cenar más de lo normal o la borrachera estará garantizada, afortunadamente han comprado vino blanco de España a sabiendas que no aguantará mucho con el Vodka. Se imaginan como le puede sentar al cuerpo beber eso sin probar bocado, ¡¡ufff, mu fuerte!! La comida es una cena fría de huevos duros partidos por la mitad con mayonesa y guisantes, un plato de tomate y pepino y un surtido de embutidos (variedades de jamón york). Imaginen meterse eso en el cuerpo con Vodka, al segundo vaso el españolito reclama su vinito de toda la vida; y Ewa se apunta. Para evitar el asilamiento sonoro Mischa va traduciendo la conversación al inglés. La noche comienza a prometer. Y entre risas, el españolito se da cuenta que con atención puede coger alguna palabra y, al menos, saber de que va la conversación. En una noche donde bebieron como cosacos y fumaron como sabineros, al españolito le van contando sus vidas. Entre ojos acristalados recuerdan al amigo que perdieron por gritar libertad, a la madre que murió de un infarto en su casa porque el toque de queda nos les dejó ir al hospital, del día que vieron el Muro de Berlín anhelando saltarlo, de sus viajes a la “madre Rusia”, de los excursiones de tantos compatriotas para salir del infierno, del sentimiento tan profundo cuando supieron que eran libres. Con la mirada de los que no saben dar respuesta a la vida preguntaron por qué les abandonamos a la muerte, por qué se oculta con romanticismo un mundo que llevó al holocausto a 10 millones de vidas, de por qué el mundo civilizado miró a otro lado, de por qué hicieron un pacto territorial que supuso el desagarro de 2 millones de polacos, de por qué hay tantos turistas occidentales que hacen colas de 2 Km para ver el mausoleo de Lenin, de por qué les seguimos mirando con malos ojos, ………de por qué claveles para una revolución…Con el respirar hondo, el españolito sabe que las guerras y las disputas nunca traen rosas y que la mirada en la distancia siempre está desenfocada. Les cuenta algo de la guerra civil española sacada de la memoria de sus abuelos, los padres y los familiares y del mismo dolor del que ellos hablan.…Al final, la conversación toma nuevos giros y les dice qué irá a Cracovia en dos semanas; y le piden que no deje de visitar el campo de concentración de Ausbicth, que lo fotografíe y que enseñe la barbarie…y sonríen, y lo agradecen. Fue eso, una noche inolvidable.

Con la esperanza de volver otro día y ver las ciudades cercanas, Mirscha y el españolito recorrer caminos andados y vuelven a Olsztyn al día siguiente. Ya en su casa, el españolito intenta dar vida a sus fotos; no dejen de ver las últimas dos fotos, una de mi amigo Mirscha y otra del nuevo estilo motero del asilvestrado con el gorro que se compró, ¡¡su nuevo look!!, sólo le falta el tatuaje, ¿o no?



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