viernes, 27 de julio de 2007

Ojos en África I: mi mirada

Y el asilvestrado anduvo 26 días y 500 noches por África robando almas.

En su camino paisajes multicolores de ensueño y un espacio infinito; gente con IPOS o sin zapatos, con ojos azules o marrones, detrás o delante de un cristal; tierra negra, muy negra, con alguna mancha blanca, demasiado blanca.

Al final, dos pies para seguir buscando nuevos ojos, en su retina, sus imágenes.













Y Subido a la cima de una duna
contemplo el mundo.











Corriendo en África




Mi primer viaje a la áfrica negra fue a Kenia. Difícil se me hace describir la sensación que tuve cuando me encontré con un insecto del tamaño del dedo, con un color verde esmeralda precioso, en la cama (el susto todavía me dura…¡¡uhh que susto!!); las orgías nocturnas de los monos encima de la tienda de campaña (jo con la tiendecita, tenía hasta un pequeño despachito; también jo con las orgías, monos salidos); las mordidas de las hormigas, comiéndome literalmente por meterme por dónde no debía, para no variar (varias duchas tuve que darme para acabar con un insecto “tan social”); el “peaso” de babuino (cuatro veces yo) que se metió en mitad de un hotel, gente corriendo, camareros con palos, chillidos…uffff; la desolación de conocer pijos que viajan para rellenar en sus agendas lugares del mundo; la inmensidad del lago Nakuru. Pero sobre todo recuerdo la media hora que puede compartir con un guepardo, subido a una loma y descansado bajo un sol que amanecía torrido; y yo allí, a menos de cinco metros, a menos de una década humana que quería acabar con este lindo gatito; fue en ese instante cuando mi corazón se partió y un trozo se quedó en África, con mi familia y otros animales. Muchas veces he pensado que el sitio del asilvestrado nunca ha estado en el mar, ni en la montaña, ni en mi río, sino en África con ellos, corriendo en libertad.

Cuando daba clase ponía una película todos los años a los chicos de 4º ESO titulada “Gente Maravillosa”. Una peli francesa filmada en el Namib rojo y blanco, en el desierto del Kalajari y en el edén de la cuenca de Okavango. No hay reportaje de naturaleza más divertido que cuente como los escarabajos Wolkswagen se aparean, la forma de refrescarse de una salamanquesa, la capacidad de contar de las avestruces, los efectos de la embriaguez animal…Nunca ningún grupo se quejó de verla a pesar de sus 30 años de antigüedad. Más aún, venían de otros niveles para que la pusiese; pero un servidor, algo cabroncete donde los allá, siempre les decía que estaba reservada a los que cogían biología en cuarto…más de un comentario malsonante me oí, pero yo me reía como el perro pulgoso…que bien me lo pasaba, pobres seres. No recuerdo cuantas veces la he visto, pero siempre me saca una carcajada de las profundidades. Y en esos días que compartía dos horas de felicidad con mis alumnos viendo otros mundos, siempre pensaba, “algún día Vic, algún día irás”. ¡¡Pues va a ser que si Vic!!, que ese día ha llegado.

Mañana parto con mi hermano de sangre, Char, a recorrer esos caminos que tantas veces he visto, algo menos salvajes, seguro, pero con los ojos abiertos de aventura y riesgo. Decirles que no se preocupen por nada, que no nos va a pasar nada sería una ingenuidad por mi parte; al españolito siempre le pasan cosas allá donde vaya y viaje con quien viaje, pero con la suerte que tiene siempre acabará bien, ¡¡eso esperemos!!, además, necesito material para escribir nuevas historias. Sí esto no les consuela, no se preocupen. Por las noches miren al sur, a lo lejos verán una cortina de humo, ¿qué es? ¡¡Char que está haciendo el fuego y quemando media sabana africana!! para decirles que estamos vivos; como si ustedes fuesen acaso pieles rojas, ¿qué no se lo creen? Que poco le conocen. Acabará siendo el jefe del fuego, me apuesto las dos cenas que debo a la gente, la merienda y un desayuno que un día deberé. Me veo en una cuartelillo de la poli (como es de costumbre también) arrestados por pirómanos compartiendo catre con cuarenta bosquimanos…¡¡que Char es muy peligroso con una cerilla y madera al lado!! ¡¡Que sí!! Acaso pueda reprimirle sus instintos falleros, frente al fuego nos sentaremos cada noche, embriagados de libertad, elegiremos una estrella y soplaremos fuerte, muy fuerte para que viaje hasta sus cielos, les haga compañía, les cuente como estamos y sepan lo que hay, como dice papito. A cambio ustedes tienen que reírse, para que la luz de sus sonrisas se refleje en las estrellas y las veamos en nuestro campamento. Así sabremos que están felices para que, en la nocturnidad de la oscuridad, mi corazón se pueda transformar en guepardo y correr libremente por la sabana; mientras que Char se convierta en un Bob Marley (más que nada por el pelo) y alabe con sus cantos a los Dioses en las noches de San Juan.

Y sí no vuelvo, un favor, ¡¡que alguien queme la lámpara del comedor por mí!!

Nos vemos cuando caiga el sol.

Una sonrisa de un pirómano y un vagamundos

martes, 24 de julio de 2007

Días blancos

Aquí ando con una copa de vino blanco, un paquete de rubio, y una cuartilla en blanco que espero rellenar de letras negras. Y es que no hace falta irse a la otra parte del mundo para que a un servidor le pase de todo. Pero lo peor, lo peorcito, es cuando las cosas se concentran en un tiempo corto, en un día, ¡¡joder con esos días!! Ya les hable de los días negros, hoy les contaré que es un día blanco.

Pregunta trascendental para entenderme: “sí el cura reparte la ostia sagrada entre los fieles que asisten a la iglesia, ¿por qué narices Dios no distribuye los males entre los amigos (os fastidias que para eso sois amigos)? ¿Por qué todo lo concentra en un “lindo angelito”?, que es lo que soy. Relatemos lo sucedido hoy.

A las siete de la mañana recibo un sms del mecánico diciéndome que ya tiene la pieza del coche que se ha escoñado. ¡¡Alma candida, ¿te parece normal mandar un sms a esas horas?!! ¿Qué? Como tú has entrado a trabajar a esa hora, los demás que le den. Algo cabreado me he levantado y me he dispuesto a un día de relax laboral (nota aclarante. ¡¡esto es una coña marinera!!, me marcho de vacas el viernes y tengo todo el trabajo sin acabar). Después de hacer las labores típicas de un funcionario, cafecito y cigarrito, me he subido a dejar el coche al susodicho, he cogido mi “Spider” y me he acercado a la comisaría a renovar el pasaporte (¡¡tres días antes de salir de viaje!!, típico del españolito); y se ha puesto a llover, no había otro momento, otro instante, otro tiempo. Tuve problemas en Alemania y Canadá con el plastiquito que recubre los datos, así que era mejor asegurarse para no quedar colgado en África. Tras tres horas muertas aguantando niños, madres y demás animales, y a punto de llegar mi turno me doy cuenta que no lleva ni un duro y el tengo que salir corriendo al cajero más cercano antes de que se le pase el turno (¿algún día leeré un formulario? Pues pa que). Cuando llega el turno del españolito le comenta al funcionario que el “passport” tiene dos plastiquitos, el problema que ha tenido en el extranjero y que quiere renovarlo. ¿Qué hace el funcionario? Arranca un plastiquito y se lo devuelve, “el siguiente”. Y allí está el españolito, con una cara de imbécil suplicando que le hagan un “passport” nuevo, al menos, para que el tiempo perdido (como no tenía nada que hacer) tenga algún sentido. ¡¡Que no!! ¡¡A parla!! Anestesiado por las horas perdidas, se monta en su “Spider” y está decide romperse. ¿Qué le ha pasado? Ni puñetera idea, pero suena fatal. Desconcertado baja al curro y una vez allí se da cuenta que no debe de trabajar, que mejor es ir a casa y relajarse un poco. Sin coche, sin casi moto el españolito se dirige al lindo hogar. Después de comer se echa la una cabezadita para relajarse y el mecánico vuelve a mandarle otro sms. ¡¡Este tío me esta tocando los ….!! Se va a recoger a su “Perla”, y después del sablazo decide irse a cortarse el pelo, un poco, nada más, hay que aligerar peso para el calor de África. Supongo que la peluquera era sorda, por que le ha dejado como Espinete con los dedos metidos en el enchufe. Tras sugerir que se ha pasado dos pueblos, la “corta césped” le dice que solo ha cortado las puntas, ¡¡joder con las puntas!! Claro, es que hay puntas de 1 mm y de 10 cm, ¡¡debe ser que las unidades métricas nos las aprendió en la escuela!! Bueno ya de vuelta a casa, ¡ja!, el coche vuelve a fallar, nuevamente al mecánico. Y yo que quería una tarde tranquila para terminar el trabajo.

Tras otra hora muerta en el mecánico retorna at home y dadas las horas que son decide irse a correr. No se lo van a creer, empieza a llover. No importa cuanto, llovía. Por primera vez en no sé cuanto tiempo no he podido correr más de 3 Km y es que estos días me agotan. Y he tenido un pensamiento reflexivo: “¿será que Dios me está mandado una señal?” ¡¡Coño!!, ¿no es más mejor que me llene la nevera, me limpie la casa, me que toque la lotería, o mejor, que me regale una noche de sexo, drogas y rock&roll? Decididamente hay días blancos, muy blancos, donde los Dioses se podían ir en busca de la Sábana Santa y dejarnos a los mortales tranquilitos. Total que hoy ha sido un día en blanco de currele.

¿Se imaginan un día de estos en África? ¡¡Me tiran a los leones directamente!!

Bueno me voy a la cama a ver si mañana tengo un día verde.