viernes, 11 de junio de 2010

Walking on London

¡¡Ya, ya lo sé!! ¿Dónde se ha metido este españolito que no actualiza su blog? Uffff, mi vida cambia más que la piel del camaleón, y entre el final de curso y los preparativos para irme a Barna, no llego a todo. ¡¡¡Ah, qué no lo saben!!! Pues tampoco sabrán que tengo entradas para ver Los Lakers-Barça…¡¡siiiiiiiiiiiiiiiiii!!!, ¡¡¡chincha, chincha!!! Pero todo a su tiempo.

Cuantas ganas tenía de perderme por el mundo, que ansias de coger mi cámara, de tener tiempo para andar entre callejuelas —si conejo, tiempo, tiempo es lo que falta—, de sentarme a charlar con alguien simplemente por el hecho de hablar, de abrir mis ojos y de volver a pincelar instantáneas en mi cabeza, que ganas de ser yo para que no se duerman mis sentidos. Y en esta vida que llevo alocada alguien me sonrió y me dio un gran regalo. Se acuerdan de mi hermano de sangre, del pirómano de África, de mi amigo Char…pues tuvo que quedarse en tierra por motivos laborales con un viaje preparado para pasar unos días en Londres, ¡¡y alguien tenía que aprovechar ese momento!!!…¡¡¡vualag!!!, ¡¡¡allí estaba el españolito!!! Lo lamento chicos, aunque en su favor diré que me dieron un soplo en el corazón, tic-tac, tic-tac, thanks!!

Así que me desconecté de todo y volví a ser un asilvestrado en tierras lejanas. ¿Qué si me paso algo en el viaje? Obviemos a la gente pegándose por ser de los primeros en el avión, aunque tenía priority, dejemos de lado que no sabía que bus debía de coger y como llegar al hotel (fue todo tan rápido que no me dio tiempo, tiempo conejo), que cuando llegué a la una de la madrugada había “overbooking” y tuve que cambiar de hotel, que la ducha no podía regularse, que el jabón no lo repusieron, que el personal de Rayan Air me desquició con sus paseos y minucias, que mi inglés se había quedado rancio… Obvien todo eso, por que ya estamos acostumbrados a males de ese tipo.

Una ciudad como London es para perderse en múltiples sitios como el Museo Británico de Ciencias (con expo de Darwin incluido), pero hace tiempo que me di cuenta que lo que hace más interesante, lo que hace interesante a un sitio es la vida misma, lo cotidiano, la vida de la gente. Así que nada de colas interminables, de ser un turista más, de visitar los lugares que pone una guía con los gustos y disgustos de alguien que no soy yo; andar por calles desiertas, pasear por parques como un londinense más y perderse por rincones aislados de la multitud, eso es que me llena. Solo diré que me costó dos días hacer 4 Km para llegar a Picadilly Street. Siempre se llega a los sitios típicos, solo depende de cómo. Así que no vi el cambio de guardia, ni el mercado de Noting Hill, bi la Abadía de Westminster, ni el Covent Garden, ni, ni…., pero disfrute de las horas no perdidas en Green Park y en St. James’s Park, de las escaleras del metro, del Thames, de Harrod’s, de una charla con un barman de Madrid, de las historias de la camarera de Ciudad Real, de la conversación sobre pesca desde el puente que hay en Instambul y que separa Europa de Asia con mi amigo Turco, de la lluvia, de los olores de la ciudad…¿a qué huele? Pues como el coño de la Bernanda, depende…

Y esto es lo que me salió…

La ciudad





El arte




Escaparates



El ojo que todo lo ve


El rio


El Pato y el Agua: lo que ha unido Dios que no lo separe el hombre


Yo


La gente


El Apocalipsis


Una mirada


Un asilvestrado