jueves, 3 de diciembre de 2009

Capitanes intrépidos

“¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las campanas;
levántate, para ti flamea la bandera,
para ti suena el clarín,
para ti los ramilletes y guirnaldas engalanadas,
para ti la multitud se agolpa en la playa.
A ti te llama la masa móvil del pueblo,
a ti vuelve sus rostros anhelantes;
¡Ea, Capitán! ¡Padre querido!” Walt Whitman.

A la hora que se acuesta la luna, con nuestro capitán a bordo, levantamos amarras rumbo al los mares del Caribe, al agua cálida y azul de la historia de los piratas en busca de peces plateados. Y aquí nos hallamos, en mitad del mar, de la mar, rumbo a la libertad del silencio. Botón de ancla, botón de ancla, botón de ancla.