viernes, 4 de marzo de 2011

Cuadernos de la India

Cuadernosde la india narra las peripecias de NieveTu, mi hermana, en tierras lejanas en busca de imágenes y personas. En directo, desde la India, aquí "Cuadernos de la India"

Llego al Rajastan, tras un largo viaje en un avión blanco, que mientras volaba
rumbo a oriente se transformaba en una avion dorado, y aterrizo al amanecer
en la caotica Delhi.

Los viajes no programados, esos en los que uno se deja
llevar por lo que acontece tienen de bueno entre otras cosas que son
imprevisiles, como lo es la vida, asi que se aprende mucho en ellos de la
paciencia y la calma con lo que mirar las cosas.

Voy a la delirante estacion de tren de Delhi, digna de ser rodada en color y
blanco y negro con su murmullo de fondo y la primera sorpresa... no tengo
billete de tren, tan solo soy un nombre en una lista de espera.....que son al
menos tres dias (nota del hermano: ¡¡esto viene de familia!!). Solucion... oficina de informacion para turistas perdidos comoyo ja ja. Acabo alquilando un viejo y clasico coche blanco de los 60, de esos de nuestros padres y un diligente y joven conductor..... ya ven como una aristocrata venida a menos recorreré el Rajastan, ya no es una novela el viaje empieza a ser una pelicula con primeros planos y traveling desde el asiento del coche.

Tampoco voy a Jaisalmer... lejos para llegar en un día. Así, que miro el mapa y me dejo
ir a Pushkar. El Rajastan es una tierra de reyes, una explosión de color que contrasta con la austeridad del paisaje. Pushkar una petita ciudad rodeada de un lago sagrado
bajo un cielo madreperla, una ciudad de Brahma. Llego y me habito en ella.
Es la hora en que el sol se deja caer en el lago sagrado de Pushkar, la hora mágica en que los blancos palacios se tiñen de malva, es la hora en que la princesa sherezade cuenta uno de sus mil cuentos sabiendo que no lo acabará, para poder seguir contando ese cuento eterno y sobrevivir al tiempo.

La noche en la ciudad del lago trajo magia en forma de música y danza katha en el templo de Krisna. No fue casual que el destino me trajera aquí, la noche se vistió de luz, color, ojos pintados, cuerpos tatuados de henna con dibujos imposibles, saris ceñidos..figuras insinuadas y sonrisa de niños dioses. La ciudad se engalana para la ocasión,, bombillas de colores, guirnaldas de flores, estauas de shiva engalanadas. Cantos que te transportan a otros tiempos, música de tabla, shitar y flauta bansuri.....bajar los parpados y descansar el mirar. Musica que llega al ancestro de la memoria y recuerda a los cantos de medio oriente y del sur del país que habito. Y como no, bailarinas españolas que aprenden de la belleza de la danza india...como Pepa que estudia danza aqui desde hace meses, risueña andaluza de ojos verdes vestida con sari, añorada de su granada y de su amor. Una noche mágica a la que llegué en mi viejo coche, ambassador, vestida de blanco y un pañuelo multicolor que me cubria el cabello, parte del rostro y acompasaba mi cuerpo en su gesto.

El lago de Pushkar se despierta con las brumas del amanecer que respiran desde su superficie, mientras en los ghats los colores de los saris empiezan a brillar con las primeras luces de sol. El lago respira y hace vital esta ciudad que hoy me habita, los cantos sancritos mecieron mi abrir de ojos y me deje despertar en ellos. Mañana parto hacia la ciudad de los mil palacios, Jodhpur. Mañana será otro cuento....