martes, 1 de diciembre de 2009

Historias del españolito: El regreso

Hacía tiempo que contaba historias del españolito, y es que últimamente no viaja mucho. Pero a este sujeto sólo le hace falta estar en un aeropuerto para que su mundo se desordene en un caos absoluto. Este Carpanta ha dormido, comido, acampado, corrido, arrestado, colado en otros vuelos y llorado de desesperación en unas cuantas terminales del planeta Gaia. Uno no puede imaginar que puedan ocurrir más cosas, ¿verdad? Pues pueden ocurrir.

Terminal T1 de Barcelona, son las 10:45 y a las 11:15 despeja a los cielos. Sentado a la espera de embarcar, lee atentamente mientras en su subconsciente el tiempo deja ser tiempo para convertirse en espera. Absorto en la lectura no se da cuenta que no hay viajeros a su alrededor, ¡¡qué bien un viaje sin mucha gente!!, podrá estirar sus patas. Extrañado se acerca a las pantallas de información y observa como su vuelo está en la última llamada y ha cambiado de puerta. What!! What is possible!! Correr en un aeropuerto pone de manifiesto dos cosas, una que eres un pringao porque que llegas tarde; la segunda, debes evitar matices de colores en tu cara, te señala como muy pringao. Se acelera su corazón, por su mente pasan todas las opciones de posible vuelos y corre, corre mucho...eh es un maraton-man ¿Han intentado correr con tacones y una maleta de ruedas saltarinas? No lo intenten, se lo aconsejo. No sería nada de otro mundo para este animal bípedo, pero cuando las patas se cruzan en movimiento inverso lo es que seguro es que besarás el suelo. Y tal como les cuento, en una acción típica de Matrix el españolito dio con sus huesos en el suelo, mientras que la maleta seguía su camino. ¿Quién dijo que una pancha en una piscina es lamentable? No señores y señoras, es más lamentable caerse de pancha en un aeropuerto con cientos de personas viéndote. Hay que levantarse con orgullo y deprisa por que el avión sale, aquí no ha pasado nada. Desconozco la respuesta celular su cara antes las miradas y si algún observador se rió, pero era lo último que le podía pasar, bueno lo penúltimo seguro que encontrará formas variadas de divertirse en un aeropuerto.

¿Qué si llegó a la puerta? Como siempre los dioses se apiadaron y por medio cuerpo entró en la puerta del fénix.

Ayer me contó que enciende la radio del coche y maneja el volumen extendiendo la mano, cual Yoda verde; lo intentó con una vaca, pero solo hizo muuuuuuuuu…que les voy a contar que ustedes no sepan….Por cierto, tengan cuidado con los aeropuertos y lean los carteles, ¡¡suelo húmedo, resbala!!