viernes, 27 de abril de 2007

Retales de mis ojos II









Historias del Canadá II: dónde están las llaves matarile

El españolito ya se va integrando en la comunidad de St. Andrews (Canadá). Después de una semana para olvidar en el trabajo, llega el día clave ¡¡sábado!! (...mentes calenturientas), ¡¡día de soccer!! Ese hombre en pantalón corto, enseñando sus delgaduchas piernas y sus flácidos brazos, marcando estilo. Tiene mal el cuadriceps derecho, pero representa al Gobierno de España, no hay dolor. Tras un partido pésimo, el españolito vuelve feliz a casa (esto parece una contradicción pero eso no existe para é), aunque antes pasa por la lavandería, le da tiempo antes que sus padres le llame. Decide volver a casa a por la ropa; ahí va andando con estilo y oyendo su música. Va pensando que hoy es un buen día, deporte, faenas hogareñas, padres, amigos, Julie Roberts en TV, NBA, ¡¡¡guay!!!! Pues como decía ese españolito llega a su casa y tira mano de la llave. ¡¡¡NO!! El españolito no tiene la llave. Recuerda que a veces es un capullo que guarda el passport en otros pockets (bolsillos). Revisa sus pockets, sólo tiene tres, ¡¡Dios, no está!! No pasa nada, piensa el sujeto, "seguro que se me cayó por el camino".

El españolito, vuelve por sus pasos, pero no encuentra nada, y cree que a lo mejor se les cayeron cuando se quitó el abrigo dentro del pabellón. Así que se dirige al St. Andrews College (lugar dónde juega al soccer), allí le abre la puerta su viejo amigo (es la segunda vez que lo ve, pero en este pueblo eso es mucho). Describir a este personaje es recordar la famosa peli de los hermanos Cohen, que no me acuerdo como se llama, ¡¡ah!!, si, “Fargo”; con esos personajes vestidos de poli, con dentadura postiza y con la barbilla inferior por encima de la nariz. En ese instante el españolito se olvida de su llave y piensa si su viejo amigo le dejaría tomarle una foto en al lado de su viejo Cadillac, sería una buena foto. Sigamos con el relato. El españolito corre por los pasillo, jajajaja esto me recuerda a un aeropuerto y un handbag y a una vida simple igual, jajajajajajajaja. Llega hasta el lugar clave y allí está su otro viejo amigo Alex (compi de equipo) con su hijo. Le explica lo que le pasa con un inglés que empieza a ser prefecto, o al menos eso piensa él, y se tira al suelo es busca de su "tesoro". En ese mismo momento, el hijo de su amigo hace lo mismo. En un inglés que entendío perfectamente y que traduciré al castellano el niño dice: ¡¡no ha ninguna llave!!, ¡¡no ha ninguna llave!!, ¡¡no ha ninguna llave!!, ¡¡no ha ninguna llave!!, ¡¡no ha ninguna llave!!, ¡¡¿has revisado bien los bolsillos?, ¿seguro, seguro?, ¡¡¿has revisado bien los bolsillos?, ¿seguro, seguro?, ¡¡¿has revisado bien los bolsillos?, ¿seguro, seguro?, ¡¡¿has revisado bien los bolsillos?, ¿seguro, seguro? Lamento tener estos pensamientos, pero el españolito levantó la cabeza, miró al niño y pensó "¿le aostio o simplemente le retuerzo el pescuezo como a un pajarito?" ¿Acaso estoy sordo? ¿Acaso no tengo ojos? Nuevamente su agujero negro particular se abre delante de él. ¿Dónde estas las llaves? Jajajajaja, ¡¡¡dentro de casa!! Premio, no queda más opciones.

Para los neófitos del tema, habitualmente suelo distribuir tres juegos de llaves de la casa allá donde viva, entre mis amigos y Taliarte (centro de trabajo). Lo cual significa que esto es habitual en el españolito. El sujeto vuelve a su casa para buscar a su casero. ¡¡No está su coche!! El españolito es como un búho, aparte de que tiene la cabeza medio loca, pues tiene una excelente capacidad auditiva y visual, y recuerda que el casero volvió al anochecer la semana pasada. ¡¡Pero no, hoy no!!, hay previsto que llueva y nieve en toda la provincia, hoy llegarán antes. Se sienta a fumarse un cigarrito y mientras piensa "que pringoso y que aspecto tengo" (no lleva ningún gorro y va en chándal). Se siente agotado del soccer, con una contractura en la espalda que le está matando, pero para evitar el frío decide caminar un rato, son la 1 de la tarde y cree que a eso de 3-4 es muy probable que llegue el casero con la familia.

Como no, elige ir por la zona de la aldea más fría y por donde sopla más aire, se va a ver el mar. Como no tiene suficiente frío, piensa que hoy es un buen día para tener un contacto con el agua de mar y decide meter la mano. ¡¡¡Capullo!!! No diré dónde tuve que meter la mano para que entrase en calor. Sigue su travesía por dentro de un bosque, siempre en busca de un encuadre para sus fotos. Cuando lleva 1 hora y media andando, su cuerpo le dice que no, que ya no puede más y decide volver a su casa. Allí se sienta en el porche, mirando al sol. Son las 3 de la tarde y comienza a nublarse. Decide dar un paseo y se va a comprar un reloj de mesita, pilas para su MP3 y unos guantes para correr. Lleva desde las 9 sin tomar nada y decide entrar en un café (¡¡el café más guay que hay en el pueblo!!). Pide un café negro medio grande, ¡¡¡ala medio litro (que bestias son)!! Se toma la mitad, son las 4 y decide volver tomarse el resto con un cigarrito. Cuando llega a la casa, el café no está caliente, es café granizado. ¡¡Empieza el viento a soplar!! Piensa que a las 5 de la noche vendrán, sólo le queda aguantar una hora más. Empieza a llover, el españolito se refugia en un pequeño balconcito en la esquina de su porche. Piensa que sí sigue soplando el viento se mojará y sí nieva tb. Hay que buscar una solución, sabe que su jefe no está en casa ¡¡ya no conoce donde vive nadie mas!! Mira, ¡¡ah!! Está la cabina de tf, siempre puede entrar allí, encerrarse con una pala y esperar, fue un sinpa (sin papeles) y ahora es un sinte (sin techo). La situación es cómica pero eso o se va a buscar al Sheriff del pueblo. Entre las 4-6 de la tarde el españolito baila al ritmo de su música, es la única forma de entrar en calor, la gente pasa y se le queda mirando. A estas alturas la humedad es enorme, se ha calado hasta en el alma, los dedos de los pies se le montan, tiene tirones, ¡¡Dios que birria de tío!! Llega un punto que ya no le importa nada y se sienta, prefiere que su cadáver sea encontrado en una posición más señorial. ¡¡Hay que buscar soluciones!! A las 6:30 el españolito vuelve al café y se toma un té largo para entrar en calor, ¡¡bestias un orinal!! Se queda allí recuperando calorcito y a las 6:45 vuelve a la casa. ¿Dónde está el casero? ¿No había otro día para llegar tarde? ¡¡Coño que cenan a las 7!! En vista de que se muere de frío ve el coche de su viejo Dave. ¿Quién es Dave se preguntarán? Es el suegro de mi jefe que vive cuatro casas más abajo pero que no ha estado en todo el día. Este señor tan amable fue al primero que escupí mi inglés por tf desde Montreal para decirle, parar llorarle que no tenía vuelo, ni maletas, ni nada. Hoy me recuerda que mi inglés ha mejorado mucho, jajajajajajaja. El hombre siempre ha sido muy comprensivo conmigo y me ofrece su casa hasta que llegue el casero. El españolito establece una conversación sobre política, la guerra de Irak, elecciones canadienses, y finalmente el viejillo le explica las reglas de Hockey. Son las 8:30 cuando llega el casero y el españolito consigue entrar en su casa, con un frío que tiene, con hambre, sudoroso desde las 12 de la mañana; y pensando ¡¡¡mis padres y mis amigos me matan!!!! Pero es españolito es así: despistado.

Historias del Canadá I: El origen de las especies

Pimera hora de la mañana, llegamos al aeropuerto de Barcelona y el chico que me atiende (vale de risitas) me pasa una maleta más sin tener que pagar un duro, y además, pasa como bulto de mano un maletón donde llevo el ordenador y la cámara de fotos. Mi hermana y yo contentísimos, esto es una gran señal…¡¡¡¡coño con la señal!!!

El vuelo a Frankfurt sale con media hora de retraso ¡¡¿y dónde esta la puntualidad germánica?!!, esto provoca una histeria colectiva entre el pasajero cuando el avión aterriza, todos cogen sus maletas de mano (¡¡¡jajaja!! ¡¡Como la mía, joder que mano hay que tener!!). Salimos todos como si nos hubiesen puesto un petardo en…la axila. ¡¡Ah!!, ¡¡los germanos hacen controles para los propios europeos!! ¡Y en ese este hombrecillo se da cuenta, “¿dónde he puesto el pasaporte?” La gente se agolpa, pasa, empujan…”¡¡ostia que pierdo el avión!!”. El hombrecito saca un codo y recupera su posición en la cola. Cuando este sujeto llega a la mesa de la poli sólo se le ocurre hablar en castellano ¡¡a joderse los alemanes!! El pobre policía mira al españolito de a pie con cara de decir “¡¡ñooooooo, otro español que no sabe Anglés!!!”. Durante un segundo ambos filtrean con su lengua, al final el españolito cede y habla Anglés, el policía le mira “passport sir, please”. ¡¡Dios no tengo en “passport”!! El españolito saca su DNI ESPAÑOL, el poli le mira con cara incrédula pero acepta el documento. Después de 5 desesperantes minutos el sujeto sale corriendo por una terminal que no conoce sin dirección ninguna, ¡¡¡y con la puta maleta de mano que pesa más que él!!. En una actuación que ni en propio Jerry Lewis superaría el españolito atraviesa toda la terminal arrastrando la bolsa, ¡¡sin passport!!, y mientras corre (esto es una alegoría al handbag) piensa “¿qué coño hago ahora?”. Pero su sagaz inteligencia, le recuerda: “capullo lo cambiaste de sitio” Y es que hay capullos muy capullos. ¡¡En un gesto de magia desconocido por el azafato de vuelo que tiene que chequear el passport!! El españolito le mira a los ojos y mete la mano en otro bolsillo, dónde el capullo había dejado el passport. ¡¡¡uffff!!! Habíamos llegados al avión clave, si este va bien todo saldría “ok”….¡¡ignorante de mierda!!

El vuelo a Montreal se hace relativamente bien, pero nadie me dijo que tuviese que luchar contra unos auriculares tan anatómicos, ¡¡ñooooo!! Fue un intento inútil emplear la inteligencia, el capullo la había exprimido toda en recordar la posición del “passport”. Recordar esta situación y describirla en detalles me produce vergüenza ajena, ¡¡qué cómico se pierdo el cine mudo!! Sólo comentaré que la gente de alrededor nunca se pudo imaginar lo que uno podría hacer con esos auriculares. A estas alturas la cara se parecía al color de la banderita española. Afortunadamente, el sujeto no se movió de su asiento, pq cualquier película de terror es bambi comparado con este terremoto.
¡¡¡Jajaja!!!, llegamos al momento cumbre, los canadiense me hacen pasar dos controles de inmigración. ¡¡Pobres, no entendían inglés!!, lo cual significa que tuve que dar más explicaciones que un pecador frente al “pater”. Al final acabé diciendo que soy investigador de Gobierno de España (para que darse menos importancia) en colaboración con el Gobierno de Canadá para estudiar la reproducción de bacalao. ¡¡¡Si alguien me llega a preguntar la especialidad!! ¿se imaginan decir pajillero de peces en inglés? Jajajajajajajajajaja.

Al españolito sólo le queda media hora para coger su última conexión. Corre con su maleta de mano, jajajajajajajaja, por otro aeropuerto siguiendo a la masa. Vualag, ¡¡los canadienses obligan a recoger el equipaje para vuelos interiores!! Ahhhhhhhhhhhhh, el españolito es consciente que pierde el vuelo, nadie le recogerá, tendrá que llamar por tf, etc……..un agujero negro comienza a engullir al españolito. Pero con su destreza, piensa “pero por lo menos tendré las maletas”. Su gozo en un pozo, ahora ya tiene que hablar con reclamación de equipajes (desgraciados no os riais). ¡¡Dios no les entiendo nada!!, pero uno hace un esfuerzo y bueno sale de la primera situación. A estas alturas sin billete de avión, sin maletas uno recuerda ¡¡a esas listas que hay!! que le llaman a uno cabeza cuadrada, solo por que le gusta tener siempre planes alternativos. Si se pensaban que lo peor había terminado, jajajaja. Ya me gustaría verles manejando un teléfono público, y no digamos Internet, en Montreal, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Al final una chica de la tienda de periódicos me ayudó. Es serio lloraba de desesperación y me preguntaba: ¿dónde está telefónica?. Bueno y lo más divertido fue explicar a no sé quién que yo era el españolito que venía a revolucionar la investigación canadiense. Lamentable, pésimo, triste……

Finalmente me encuentro aquí tirado unas cuatro horas esperando el último vuelo. No sé que nuevas aventuras tendré hoy, pero llevo 20 horas sin dormir y el cuerpo empieza a no aguantar, pero el españolito seguirá. Nos ha jodido represento al Gobierno Español, jajajajajajajaja. Pero en españolito se rehace de su pesimismo y espera en la última terminal del aeropuerto su vuelo. Faltando 10 minutos para el embarque y se da cuenta que no aparece ningún cartel, se mosquea y se levanta a preguntar, ¡¡han cambiado de puerta!! Nuevamente el sujeto corre por esa terminal esperando que no le vuelvan a cachear. Afortunadamente los canadienses tampoco son puntales y llegamos a tiempo con la "handbag" colgando. Han decido que somos pocos y nos meten en un bimotor, ¡¡¡alarm!! ¡¡alarm!! Los que hemos volado en estos aparatos sabemos que el equipaje de mano debe ser mnusculo...¡¡Dios como me acuerdo de mi hermanita!! Pasamos la primera puerta, pero al llegar al avión la azafata más puñetera que he visto me quiere obligar a dejar la maleta fuera. ¡¡Lo llevas claro!! en un inglés defectuoso (of course) intenta explicarme que me apaye como pueda. Y eso hice, pero si la maleta la ponía a mis pies yo no podía sentarme.

A estas alturas estaba hasta más allá de Vancouver de todo y solo quería llegar, ¡¡cómo necesité un cigarro en esos momentos!! El pobre yupi que tenia al lado me ayudó y sacamos el portátil. ¡¡¡Pero ese handbag!! era enorme y puse las piernas como pude. Me pasé todo el viaje durmiendo salvo cuando la p... de la azafata no se que me dijo. Y recorde las palabras de Fernando Fernan-Gómez "a la mierda, vayase a la mierda". Cuando baje del "jazz" (binter para los canarios) pensé que debía ir al hospital a que pusiean rodillas nuevas. Me aseguraron que no me preocupase que mis maletas llegarían en este vuelo, y yo miraba y no veía ninguna como las mias. A medida que entraba en la nueva terminal pensé, ahora un taxi, uffff. Afortunadamente, un señor gordito con cara de cachondo (se rie como jijijiji muy gacioso) tenía un cartelito que decía "investiador de élite" nada esto es broma, ponía "Tusset". En la ignoancia propia de todo el mundo, este señor (que a estas alturas no se como se llama) me aseguró que las maletas saldrían en la cinta. Mi cuerpo era un cadáver viviente que sólo quería descansar, ni mente ni alma daban para más.

Ha pasado un día (que ya os contaré en otro momento) pero sigo sin las maletas. Eso si me he comprado cervecita y vino, creo que me merezco una fiesta unipersonal.

Retales de mis ojos






Un cuento: La leyenda del Lobo Eustaquio

Mientras el españolito mira por la ventana el nevazo que está cayendo en su ciudad polaca de Olsztyn, observa a varios canes con “hociquitos” embebidos en blanca nieve correteando de un lado a otro; alegría inmensa, ¡¡el éxtasis llevado al sumo!! Siempre le llamó la atención como su hermano Kim hacía lo mismo con la arena y, en cierta manera, con el agua (dato que todos los que tenéis perro habréis constatado). Tras meses guardando su secreto, hoy 4 de noviembre de la era Espermática, el españolito les va explicar el porqué de este hecho y les va a contar “La leyenda del Lobo Eustaquio”.

No sólo los seres humanos tenemos mitos y leyendas, los animales también. Lógicamente sólo siendo un asilvestrado uno puede hablar desde el conocimiento que le proporciona haberse sentado con castores, lobos, cucarachas, y demás parientes del mundo animal, y haber compartido sus historias. Pero la más alucinante siempre le ha parecido la del Lobo Eustaquio (originalmente del sueco Eůstąquinŏřkssen, pero que españolizamos por motivos obvios). Cuentan los lobos que originalmente su especie surgió (¡¡viva la espontaneidad!!) en los Cárpatos (cerquita de aquí). Manadas de lobos poblaban esas tierras, ricas por aquél entonces, y antes del que Juanki fuera a matar osos; familias felices saltando y aullando; entre ellas la manada del valle con su jefe Eustaquio al frente. Esto fue hace mucho, mucho tiempo…mucho antes de que en la lejana galaxia Lord Vader se pasara al lado oscuro de la fuerza, of course. Pues como decía Patxi, aquello era un vergel tropical donde no se conocía ni nieve, ni arena. Fue por aquél entonces, cuando un meteorito, que Bruce Willis no pudo armagedar, impactó en la tierra. Ustedes pensarán que por aquél tiempo no existían los mamíferos. Falso, junto al Mundo Perdido de Spilberg los lobos (no en su aspecto actual) ya correteaban. El caso fue que después de ese impacto y la subsiguiente nube, las temperaturas bajaron y el mundo se quedo, casi en su ¾ partes, cubierto de hielo. El vergel del valle desapareció y un vacío estremeció a la fuerza. Las manadas de lobos que poblaban las montañas bajaron hasta el valle en busca de alimento; pero no había nada y la desesperación hizo el resto. Lobos luchando contra lobos, hermanos contra hermanos, sangre, aullidos de dolor, de hambre, silencio…silencio. En su encarnecida lucha sólo cinco lobos se salvaron: Eustaquio y cuatro cachorros de su manada, Artemisa, Margot, Ramonet y Pit (que vienen, respectivamente de Artëmisëõrenssen, Mārgoteňssen, Ramońtenssen y Pĭtteřssen). Eustaquio sabía que tenían que abandonar esas tierras y buscar prados verdes donde encontrarían a otros animales (nota aclarativa del escribiente: ¡¡uhmmmm!!). Así, sin nada en el estómago, sin apenas fuerza, los cinco emprendieron el camino en busca de la vida. Pasó una semana y no encontraron animales muertos al descubierto, sólo en la profundidad del hielo se les veía ¡¡Eustaquio lo intentaba con sus garras!! ¡¡Con los dientes!! Los cachorros le ayudaban mientras lo miraban con esa mirada triste del que sabe que no conseguirá su fin a pesar de la lucha; el hielo era demasiado duro y las fuerzas no les acompañaban. Siguieron en su travesía, desesperados, desalentados, des... Pero Eustaquio era el mejor lobo que había existido nunca, rápido, versátil, igual te cazaba un conejo que un Tiranosaurius, ojo de lince (esto es por que su madre loba tuvo un desliz, pero no entremos en intimidades familiares), orejas como las antenas de las hormigas, quiero decir, tactosensibles y audiosensibles (no vayan a pensar mal de la pobre madre). Al lado de un río, todo parecía llegar a su fin, los cachorros exhaustos gimiendo de dolor; Eustaquio abatido. Había nevado la noche anterior, a diferencia de los días precedentes, sus cuerpos, al menos, descansaban sobre la suavidad del plumaje blanco. Como es común en los canes cuando reposan, barbillón por delante y traseras recogidas bajo el lomo, ojos cerrados, respiración honda, suspiros de España, orejas en alerta…el lobo descansa.

¡¡De repente!! Una partícula química llega a la pituitaria amarilla de Eustaquio: “¿Qué huelo? ¿Acaso la futura paella de los domingos de Vic? NO, ¿qué es?” Un olor a carne fresca inunda su mundo olfativo. Rápidamente se levanta como gacela al viento (¡¡dejen a la madre tranquila!!, era un poco pizpireta pero no se distraigan del tema que estamos a punto de perder a cinco canes. Nota dixan o aclarante: si van a contar esta leyenda a menores obvien determinados comentarios, please) ¡¡Su olfato le dice que a 2 m y 7 cm, enterrada en la nieve, hay comida fresca!! Los cachorros ya no se mueven, y aunque a él ya no le quedan fuerzas, mete el hocico bajo la nieve; los cachorros le ven entre ojos moribundos; zigzaguea, para y comienza a excavar, primero una pata, luego la otra, la dos a la vez, nieve saltando. Eustaquio no puede más, lleva una hora de reloj solar sin éxito, la carne no aparece; mira a los cachorros, todos arrejuntados, temblado. “No puede ser el final de los lobos, no podemos acabar así, somos los amos de la tierras verdes” piensa Eusti (a estas alturas de la peli, el autor utiliza el diminutivo para sensibilizar al personal…lágrimas huyendo, pañuelos verdes…¡¡ah qué no!! Que falta de “feeling”). Sobre sus cuadrúpedos alza el cuerpo y sigue su búsqueda. ¡¡Eureka!! Un omóplato de un Paletosaurius se vislumbra en la oscuridad del agujero. Es demasiado grande para sacarlo del hoyo, así que Eusti decide arrancar trozos de carne, salir del hoyo y llevárselos a los cachorros. Éstos abren sus mortales e infantiles fauces y tragan la comida digerida que se les ofrece. Eusti repite el proceso una y otra vez con cada uno de los cachorros. El día ha sido agotador y los cachorros duermen plácidamente, sus gemidos han desaparecido y sueños de aullidos iluminan sus noches. Después de dos días los cachorros se encuentran fuertes, saltan y juegan, Eusti está feliz, y el festín se repite a cada momento; pero esa noche comete la mayor torpeza de su vida. Cansado y algo dolorido no sale del hoyo y se queda dormido encima del hielo. La noche fría, el hielo hace el resto. A la mañana siguiente los cachorros se desperezan y comienzan a buscar a Eusti. Cuando se asoman al hoyo, ven al bravo jefe que no se puede mover, el hielo atrapó sus patas. Ante la mirada atónita de los cachorros, Eusti arranca varios trozos de carne y los lanza contra ellos. Nuestro amigo Eusti (pues como ya es de la familia) sabe que está señalado por la loba de la noche (versión canina de la dama de la noche). Reúne a los cuatro cachorros entorno a él y les dice:
- “Tenéis la fuerza que necesitáis para seguir el camino, comer por última vez y andar por la vía Hispalis que encontrareis al torcer la primera montaña a la derecha”.
- “¿Y usted Master?” pregunta Ramonet.
- “Yo pequeño lobezno, tengo haceres que solucionar con una hermosa dama”.

Un silencio recorre el interior de los cuatro jóvenes, pero los lobos saben que cuando eso ocurre deben de dejar atrás a los viejos y seguir. Como último consejo, Eusti les dice:
-“Recuerden, donde vean un suelo blando metan el hocico a ver si encuentran el hueso entero de un Grandilocuentisaurius, con eso podrán comer toda la vida”.

Los cuatro miran al cansado y gran jefe, giran y emprenden el camino que Master les indico. No hay miradas atrás. En el camino los cachorros repiten lo que hizo el gran jefe y van encontrando trozos de comida que les mantienen vivos. A los cuatro días de la partida llegan a un hermoso y verde valle; a lo lejos un Ronnocelotipecus (un tipecus pariente del Rinoceronte actual) y Ramonet algo cagarrica exclama: “un, Ronnce…, un Ronnce…, un Ronn” mientras Margot con acento francés grita: “¡¡un valle, un valle!!” y Pit con su melena rubia al viento, poeta él, apresura a formar el neologismo: “le llamaremos Roncesvallles y aquí viviremos” (¿lo cogen?) (Nota dixan: se darán cuenta la similitud con la película “En busca de valle encantado”. Versión no oficial sobre dicho viaje dice que Piecitos, Sheila y Pitri fueron zabullidos en el estómago de los lobos, pero que por motivos de publicidad Amblin Entertainment los ha revivido).

Manadas de herbívoros pastan como cochinos churrascándose a fuego lento, ¡¡el paraíso!! Allí las sucesivas generaciones de lobos conviven durante décadas hasta que un extraño ser invadió sus tierras, el Homo imbecilus. Éste se dio cuenta en la potencialidad del recurso llamado lobo y se dedicó a capturarlos y amaestrarlos. Sólo algunos lobos se salvaron y corrieron hacia las montañas y las zonas alejadas de tales salvajes. Los lobos se acostumbraron a que les diesen de comer y, hombre y perro se hicieron inseparables en el tiempo. Pero en algunos perros persiste con fuerza lo que fueron sus antepasados, lobos. Por eso no es de extrañarles que en las noches calurosas del hastío, como dice el tango, algunos perros canten como lobos, mientras que cachorros y jóvenes escuchan y miran con asombro y detenimiento. Su canción cuenta la leyenda del Lobo Eustaquio, del bravo jefe que encontró un hueso metiendo el hocico bajo la nieve, y cuenta sobre el gran hueso de Grandilocuentisaurius que todavía sigue enterrado. Y aunque perro y hombre se aman eternamente, el perro anhela sentirse como lobo, y en las arenas de las playas y en la nieve de las praderas, busca el gran hueso…busca su libertad.

Y esta es la historia que me contó un amigo una noche de verano, bajo la luna, tumbado en el suelo, hocico por delante, traseras y delanteras congeladas, al fondo, la loba de la noche picándole un ojo y en el silencio de la oscuridad su canto, ¡¡auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!

Bandido de almas

Era una noche de un octubre especial, me encontraba cenando con mi hermana Nieve-Tu en su casa; tras dos botellas de vino y un paquete de cigarros habíamos planificado un año de mi vida en el extranjero. Fue una noche frenética, agotadora e inolvidable, como el tiempo que después aconteció; y cosas del destino, se cumplió todo, y más que no estaba previsto. Canadá, Polonia, Cuba y Londres; y en medio alguna visita a la familia, alguna triste. Lo más increíble de todo, es que el año se ha convertido casi en dos, y mi vida en una aventura constante que no parece concluir nunca.

De estas experiencias he aprendido muchas cosas, a veces muy duras, pero siempre enriquecedoras. No recuerdo ya la cantidad de habitaciones que han sido como mi propia casa (siempre en mi maleta hay un hueco para cosas que cuelgo allá donde esté), los lugares tan hermosos por los que he corrido como Fibi en Friends, las personas que no conocía de nada y se acercaban a charlar conmigo, las horas que he pasado garabateando en una hoja en blanco las aventuras tan extrañas e increíbles que me han pasado para deleite de mis amigos y familia; y sobre todo, el maravilloso tiempo que he tenido para hacer fotos. Se han empeñado en que ponga todo ello en un blog para que la gente imagine, sueñe y se ría, igual que lo hicieron ellos. No soy escritor, sólo un mal cronista que en las noches eternas, da rienda suelta a la imaginación y a los sueños de un niño, ¡¡que quieren!!, sigo siendo un niño.

Capítulo aparte se merece en tema de la fotografía. Andaba yo en Kenia, tiempo atrás, en un poblado Massai cuando el guía del viaje me explicó que a los pobladores de la sabana no les gustaba que les hicieran fotos; decían que los “cameramas” les robaban el alma; siempre me pareció una tontería. Con el tiempo, me fue gustando eso de hacer fotos, me senté a escuchar a gente, empecé a comprarme libros, asistir a exposiciones y a jugar con la cámara. Un día, viendo una foto de una exposición, me di cuenta que delante de mi no solo había una foto impresionante, sino también, el alma del fotógrafo y del personaje que había sido retratado. Fue una impresión horrible, me quedé petrificado; los ancestros guerreros de las llanuras sabían lo que decían. Desde entonces, cuando salgo de una buena exposición, cuerpo y mente se alojan en un limbo privado; y sueño, con que algún día, yo pueda ser un bandido de almas.

Pero lo mejor de todo es que pasen, lean y vean, y sobre todo, sonrían.