domingo, 3 de agosto de 2008

Crónicas de Olsztyn (Polonia)

La probabilidad de tener problemas con el equipaje cuando se viaja es relativamente alta según las estadísticas, pero que en dos viajes tengas problemas es la pera. Pues sí, todo comenzó en El Prat, al españolito no le dejan facturar su baúl con 34 kilos de peso por que solo se permite 32,5 kilos por maleta. Tras una dura conversación con una idiota de AirEuropa al españolito no le dejan facturar por 1,5 Kg. Así que su padre, a la velocidad de crucero a la cual pude ir, se va al coche a por una bolsa para sacar algo de ropa y llevarla en mano. En una esquina cual indigente abre el baúl y saca lo que más pesa con ayuda de la mater. Cuando llega la intendencia con la bolsa el españolito se da cuenta que parece un paisa cualquiera, así que tras consejo de la mater decide que lo mejor es que el pater “corra” otra vez a por la maleta que no pensaba llevarse y que la traiga. Nuevamente ese corredor de fondo se dispone a ir al coche, ¡¡Dios solo faltan 20 minutos para cerrar la facturación y comienza a llegar más gente a la cola de la facturación!! Manteniendo la calma como el mar en un día de poniente, ambos esperan al susodicho con la maleta Al fin, y algo asfixiado llega Carl Lewis. No hace falta sacar más ropa, así que a facturar con otra persona que sea más simpática. Alguno pensaran que testaron el peso del baúl, ¡¡ni de coña!!, lo cual significa que puedes llevar una maleta con 40 Kg y otra con nada, y eso es válido, ¡¡la leche!! Tras la rigurosa despedida del que viaja con billete de ida y ¡¡sin saber como volverá!!, el españolito se dirige a su destino y los padres al suyo.
El viaje transcurre como si nada, ¡¡qué son 3 horas para el españolito!! Llega al aeropuerto de Varsovia y se dirige a recoger sus maletas, ¿a ver quien lo adivina? Jajajaja, al único que le pierden la maleta es a este coyote. Afortunadamente ha sido la que lleva la toalla, sus zapatillas y unos cuantos libros, incluido su cuaderno de viaje de Canadá. Como el inglés ya forma parte de su esencia, no tiene problemas con la polaca de turno y hace la reclamación como si nada. Sale del aeropuerto, se dirige a la compañía de coches y recoge el vehículo que le llevará a descubrir nuevos horizontes. El primer problema es encontrar el coche, cada compañía tiene el coche en una planta y muy mal anunciado, así que después de patearse durante media hora tres plantas encuentra su cochecito, un Kia de reducidas dimensiones. Mete todo en el coche y se come su bocata de jamón con tomate, que estás siendo un clásico en esto de los viajes.
Describir como es el tráfico en Varsovia es imposible si no lo ves, ¡¡Dios que caos!! No hay prácticamente señales que te indiquen por dónde ir, así que con la intuición animal que tiene se pierde durante una hora por las mil y una carreteras de los alrededores. Imaginen a un loco bajando continuamente la ventanilla de su coche y estableciendo diálogos con los conductores preguntándoles por dónde se va a Gdansk. El primer lugar, pronunciar este nombre con acento polaco es tremendo así que la mayoría de gente no le entiende. Tras muchos ir y venir por cruces donde los coches forman hasta cuatro carriles imaginarios, los que van en dirección recta y los que se cruzan cuando las circunstancias los permiten, el españolito encuentra la dirección correcta.
Bueno, la carretea no está mal y tiene dos carriles, ¿pero qué pasa cuando se hace de doble sentido? No sé lo creerán, pero da lo mismo que sea de doble sentido, que las indicaciones impidan el adelantamiento, o que vengan coches de cara, aquí la gente se la sopla, adelantan sin más, esperando que el que viene de cara se aparte ¡¡nos ha jodido!! Imagínense coches a 140 Km y pasando entre dos camiones. Conclusión, ni los artilugios y los baches de Cuba, ni el hielo y el lamentable estado de las carreteras de Canadá, ¡¡esto es la ostia hecha cuerpo!! ¡¡No puedes descansar ni un minuto por que tu vida está en juego!! Así 180 Km se han convertido en 4 horas de infernal conducción. A medida que se ha ido alejando de la urbe principal y se acerca al condado de Warmia, el paisaje cambia y comienzan a aparecer fabulosos bosques llenos de setas que son vendidas en los arcenes de la carretera por viejos, jóvenes y niños, ¡¡jugándose la vida!!
Ya en Olsztyn, el españolito busca la calle dónde tiene que devolver el coche, pero no la encuentra a pesar de estar en el sitio correcto, así que decide llamar a su jefe aquí, pero comunica, a la empresa, pero comunica, a Dios pero no lo coge, ¡¡en una ciudad a media luz!!, ¡¡y sin saber dónde ir o qué hacer!! Así que de perdidos al río decide, parar en una gasolinera para que le diga dónde está la calle dónde vive el jefe. Jajajajaja, si su inglés es lamentable, no les digo nada de esta gente. Les pide por favor que llamen ellos, no sea que su móvil no funcione bien…y nada que el jefe no aparece. Así que a su casa, a dar la paliza allí. Compra un mapa de la ciudad y se dirige a un barrio lejano. Cuando ves los pueblecitos de la comarca piensas ¡¡que bonito!!, pero la ciudad de Olsztyn es otra cosa, es la reminiscencia de lo que fue un régimen austero. Edificios rectangulares donde viven 50 familias, grandes bloques separados entre ellos y cada uno con números enormes, casi todos iguales, pintados con colores pasteles y muy particulares por dentro, recuerda a esa España de los Alcántara mezclado con esa imagen del comunismo más dura. Cuando el españolito encuentra la calle del jefe, el móvil suena ¡¡guay, alguien viene a recogerlo!! Aparece una pareja más jóvenes que él, son Grez y Mariola, los curritos del departamento, ¡¡por fin unos amigos!! Llevan el coche hasta la oficina donde hay que devolverlo y, después, a su nuevo piso, cerca del barrio de estudiantes y de la zona vieja, ¡¡¡bien!!. De su conversación, lo más importante es que el españolito no puede tener Internet en casa y que tenga cuidado con los ladrones que las asaltan (razón por la cual la entrada parece un bunker) y hay que cerrarla bien. Entre la guía que lleva, que da miedo solo leerla, y las indicaciones de los nuevos gays, estamos apañados.
El tiempo de RA se quedó en Canarias y la mañana siguiente aparece gris y lluviosa, pero al españolito le da lo mismo, hay que comprar víveres, así que se funda con su chupa de cuero y sus nuevas botas negras de tipo Loquillo. Hasta tres veces hubo que ir al centro comercial (10 minutos andando) para cargar con lo principal. Es cierto que la vivienda está barata, pero no así el resto. El españolito da una vuelta por el centro comercial y entra en las tiendas de ropa, y no amigos, esto no es un chozado, cuesta lo mismo que en España: una película de DVD 10 euros, un CD de música 15, un polo 25…, unas zapatillas de marca 80, solo algunas cosas como las cazadoras parecen más baratas, y tres días de coche son 100 euros (en cuanto pueda me escapo); la comida es ligeramente más barata, nada más, así que el gozo en un pozo y a ahorrar en lo que se pueda que tampoco la economía está para dar saltos de alegría. Es interesante intentar descifrar que pone en una lata de tomate, y si es verdaderamente tomate, les diré que este sujeto no ha acertado ni en las latas de atún, ¡¡ni en la leche que la confundió con Kerfi!!, pero habrá que comérselo igual. Por la tarde, el coyote se da un paseo por el barrio viejo, entra en el castillo y a una exposición de fotografía (no es su estilo, pero bueno) y durante el paseo el tío más pringoso se le acerca y le parrafea algo (debe ser que como son los únicos que parecen rockers auténticos), pero como él no entiende polaco solo dice “Nie”, que a la postre significa “pasa de mi”. De vuelta a casa, sale a correr sus Km diarios y a la vuelta “¡¡tachan!!” people jugando al basket. Así que como siempre, se les acerca les dice que no sabe nada de polaco, pero que quiere jugar al basket con ellos. Para que se hagan una idea, el campo está lleno de salintes como pelotas de golf, la canasta es de esas metálicas y al tablero le faltan como 50 cm por cada lado (ni el Bronx); pero no importa, él que es un mago del balón lo es en todas las condiciones; así que con sus nuevos gays, el españolito deja a este país en buen lugar y después de 2 horas está derrotado, se despide y quedan para otro día (¡¡¡Hemos ganado el mundial y de paliza!!!, nif, nif, nif, ¡¡joder y no he podido verlo!!!, lo acaban de decir en Euronews). Hoy en su nueva casa, una buena casa de 70 m cuadrados algo particular, hay vinito blanco esperándole y junto al ventanal por donde la vida se ve pasar, allí nuevamente puede tomarse el tiempo que siempre le falta y pensar: ¡¡padres mandar pronto las camisetas térmicas (que se me han olvidado) o me congelo!!

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