sábado, 13 de septiembre de 2008

Crónicas de Olzstyn: Texturas, colores y algo más

Es viernes y el españolito tiene exposición ¡¡en inglés!! sobre la longitud de la colita de los espermatozoides de bacalao, ¡¡todo un temazo de interés mundial!! (creo que iba a salir en la National Geographic, pero censuraron el reportaje después de ver las guarradas que hace). Tras acabar su charla de diez minutos el jefe actúa como tal, mueve la cabeza y comenta “interesante, pero te faltan más muestras”. ¡¡Nos ha j..., el españolito ya lo sabe”, pero supondría un retraso de un mes más. Apretando los dientes para no comerse a un polaco con piel incluida, decide que bueno, se analizará más ejemplares…¡¡más trabajo que no hay poco!! Sorprendentemente, a continuación acepta hacer lo mismo con el salmón, pero triplicando las muestras de Canadá. “¡¡Este tío está loco!!”, piensa el españolito. ¡¡Constó tres meses de dejarse la vista en el microscopio y cuatro meses de análisis!! Pero no suficiente con eso, quiere ver el trabajo terminado en noviembre de este año, ¡¡tócate los pelos del sobaco y cuéntatelos uno a uno!! Coge el tf, llama y, por arte de magia, ya tienen muestras para el martes; please, un cuchillo que no corte para las venas de este sujeto. Debe ser que en Polonia el concepto del tiempo varía inversamente proporcional a lo que se fuman al día. Así que adiós a los finde, a terminar a las seis de la tarde, a dormir ocho horas, y todos esos placeres de la vida cotidiana. Pensarán que es imposible, no pasa nada, ¡¡hay que demostrar que en España tenemos dos narices y podemos con eso y con Canadá al mismo tiempo!!! ¡¡¡no existe lo imposible!! ¡¡¡más madera Groucho!!! Así que el viernes ya comienza la locura y acaba cenando a la una de la madrugada ¡¡cómo va engordar así este asilvestrado, ni empapuzándole cual joven perdiz!!!

Sin comentarios sobre el sobato (que no es el sobaco sino el día de la semana en polaco), el pringao decide tomarse un par de horas y acudir a un concierto de música celta escocesa. En un local abarrotado (40 personas), por que era imposible empujar más, un tío, curiosamente con pinta escocesa, deleita al entregado público a dos horas de sonidos guturales combinados con un tambor. Interesting!!!, pero en más de un momento el sujeto estuvo a punto de levantarse y soltarse con un flamenquillo: ¡¡triritritan tan tan, tiritritan tan tan, triritritan tan tan, tiritritan tan tan!!; pero ¿acaso los patos ladran y los osos maullan?, ¡¡pues no!!, así que mejor se queda sentadito y acompaña el “Breakheart” en sus gorgoritos que se parecen al tirolés: ¡¡tiroli, tiroli, tiroli!!

El domingo es un día que quedará señalado en los libros de historia de Polonia. Como no, sin lo que necesita, sin sus cacharros habituales, el españolito le toca “hacer una paella” para el jefe y familia. Dice bien éste, que deberían nombrarle embajador de su tierra, ¿no? Pero primero han decidido que para relajarse será mejor un paseo de dos horas por el “forest”. Es el españolito el que está aquí, no ustedes, lo saben ¿verdad?, pero espera que al menos se teletransporten y se relajen viendo tal belleza. Aunque en su caso, tanto como relajarse, se veía dos “gays” (padre e hijo) paseando, y un coyote corriendo detrás de ellos, entre foto y foto (¡¡así no se puede, y encima hacerlas enfocadas!!).

¿La paella? Ya conocen ustedes las habilidades culinarias del que goza tal caballero; así que un arroz meloso de sabor exquisito. De picoteo decidió hacer una tortilla de patatas; ¡¡un crimen!!, ni los huevos son los mismos, ni se pueden emplear patatas para cocer. Aún así estos desdentados y vodkianos seres de aspecto tristón cual orangutanes colgados de un árbol se la comieron cual manjar. Todo un detalle por su parte. A cambio el españolito acabo nuevamente con los pies algo redondos con el vodka (¡¡habrá que ensañar “at home” para aguantarles en la próxima cena). La velada es acompañada con “spanish music”, algo de Chambao, Loquillo, Carlos Nuñez, El barrio, nada algo variadito; y les intenta enseñar algún pasito de sevillana inventada, of course. Tras una velada estupenda, estos seres agradecen tal invitación con un regalo, un libro de fotografía del otoño en las tierras de Mazuria…glup, glup, glup… silencio en la sala.

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